Vida de Tio Conejo
Yo la cuento tú la cantas
Como no tiene pereza
Se despierta con el alba
Y sale a pegar brinquitos
Porque el sueño se le vaya.
Después coge vereda,
Buscando el rumor del agua.
En la acequia cristalina
Posa y se lava la cara;
Y si acaso le da frío
Se calienta en la barranca
Con cien rayitos de sol
Que brincan de rama en rama.
Ahora toma el desayuno
Donde es más tierna la paja;
Retoñitos con rocío,
Hojitas de verdolaga.
Come y echa un paseíto
Por el jardín de su casa
Que es un magotico verde
Junto a una mata de auyama.
Luego empieza a conversar
Con los amigos que pasan:
Habla con don Morrocoy
Y también con misia Lapa,
Y con el señor Picure
Que vino a comer turaguas.
Cuando van a despedirse
curioso les preguntara
si saben de un maizalito
que no esté a mucha distancia.
Ahora va por sus negocios
Camino de la montaña,
Y se mete al cambural,
Donde están avecindadas
__villa de las calles verdes__
Las mieles y las fragancias.
Cargada mata cayó
Y allí encuentra su posada;
Mas si no quiere cambures
Almuerza con las guayabas
Que en retorno le brindan
Pericos y paraulatas.
Después, barriguita llena,
Se pone con mucha gracia
A barrer las basuritas
Que el viento tiró en su cama
Y se echa a dormir la siesta
Lo menos dos horas largas.
Si para el sueño le estorban
Reflejos de resolana,
los ojos con las patitas
se acomoda y se lo tapa.
Más tarde. Al atardecer,
Sigiloso se levanta.
Atravesando la huerta
Casi ni pasa ,la paja.
Y se queda oyendo música,
Las orejitas paradas,
Cuando tocan la retreta
Pajarillos y chicharras.
Ahora cae la noche
__mamá luna entre las cañas__
El camina que camina
La llanura iluminada.
Lindas consejas del río
Mudas las oyen las playas.
En los cañales del cielo
Tiemblan espigas doradas.
El mira y mira felíz,
Parado solo en dos patas.
Y se imagina el cariño
__ah! Malhaya y ah malhaya!__
De una niña alegre y dulce:
La voz, rumor de quebrada,
Flor de espinito los sueños,
La risa, alisio en el palma,
Pajal con noche al cabello
Donde un caminito pasa;
Despierta, sol en los lirios,
Dormida, luna en el agua,
Porque el buen Dios le rocía
Los maizalitos del alma.
Sueños de Tio Conejo
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