lunes, 25 de febrero de 2008

¿Caracas ciudad habitable?

Entrevista a Fernando Gaja Díaz
Gaja Díaz es profesor de la Universidad Politécnica de Valencia, España. Estuvo en nuestro país, invitado por el programa de Doctorado en Desarrollo Sostenible. USB. La Entrevista fue realizada por el Instituto de Estudios Regionales y Urbanos – IERU USB.

Solo he colocado sus comentarios sobre Caracas, la pregunta:
¿cuáles son los principales retos y oportunidades que tenemos para acercarnos hacia una ciudad más sostenible?

La respuesta:
Sería temerario por mi parte opinar sobre Caracas. Una estancia de algo más de una semana no me autoriza a emitir ningún juicio bien fundado. Pero no rehuiré la petición, solo advertiré que se trata de un simple impresión, posiblemente errónea. Si alguien se siente molesto por mi opinión, tómela como un juicio insensato de un insensato urbanista.

Tuve la sensación de que en Caracas hay tanto, tantísimo por hacer, para conseguir ya no una ciudad sostenible, sino un espacio urbano digno de tan nombre, habitable. Hoy el viario no son calles, no son lugares de encuentro, de vida, de actividad, son espacios de paso. Me llamo la atención la absoluta, e intolerable, dictadura del automóvil. El espacio público ha sido usurpado por ellos. No hay una Caracas para el peatón, sí la hay para el automovilista. A mi me gusta caminar, es mi modo de transporte preferido, el que uso más habitualmente; en Caracas es imposible.

Las calles son autopistas que rompen el tejido urbano, fracturándolo, impidiendo algo muy importante en una trama urbana: su continuidad. El tráfico lo invade todo. Y sin embargo, o quizás precisamente por ello, la ciudad está colapsada. Perdí (con mis amables y sufridos anfitriones) horas y horas en embotellamientos (¿cuántas horas pierden al año los habitantes de Caracas?). Urge reducir el tráfico motorizado privado, formular un Plan de Accesibilidad (no de simple Movilidad) que tenga ese objetivo estratégico: recuperar el espacio urbano para los caraquenses, liberarlo de los automóviles; reducir la necesidad, la demanda cautiva, de transporte. Ya sabemos que en estas cuestiones no hay resultados inmediatos, que las medidas surten efectos después de años de aplicarse, y que debe hacerse con un proyecto gradual.

Hay además una dificultad específica: el precio irrisorio de los combustibles (¡no debe cubrir ni los costes de producción!). No puede ser que un litro de gasolina valga menos que uno de agua o de un refresco. Tal política tarifaria es una incitación al uso del automóvil. El resultado está a la vista: el estado de embotellamiento permanente, próximo al colapso total. Y sin embargo, Caracas por su estructura predominantemente lineal dispone de condiciones óptimas para resolver la accesibilidad de forma mucho más eficiente que la actual. Una ciudad ubicada en un medio natural de ensueño, y sobre todo una ciudad viva, que no puede permitirse el error se dejarse ocupar por un trafico desmedido, fuera de control. (resaltado mío)

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